Histórica visita al Centro Hua Xia

4.14.2017 | Abraham Vega

Como un hermoso regalo de la vida, ayer 12 de abril de 2017, visitamos lo que hasta abril del año 2000 fue el Centro HuaXia de ZhìNéng QìGōng del Maestro Pang Ming, fundador de esta ciencia.

Esta fue una visita histórica, al menos para los mexicanos y argentinos, pero hasta donde sabemos no había sido visitado este hermoso lugar por extranjeros después de su cierre.

Después de un trabajo intenso por parte de la maestra Helen (Zhang Qing), a través del que nos enseño profundamente como lograr lo que nos proponemos a través de constancia, confianza, alegría, decisión, intención, determinación y a nivel de Hun Yuan Qi. Logró poner la información necesaria en el Campo con tal potencia que las puertas del Centro HuaXia, hoy escuela Qin Huan Dao Shi Min Zu School, fueron abiertas de una manera muy especial para nuestro grupo formado por 22 personas, nuestra querida maestra Zhang Qing «Helen», nuestras amigas de Argentina Julieta y Estela, y de México Alejandro, Gloria, Heribero, Hilda, Javier, José Alfonso, Lili, Margarita, Cande, Maribel, Marilu, Marta, Natalia, Oscar, Rodolfo, Rodrigo, Rosa Angelica, Silvia y Abraham. (Karl, Adriana, Meche y Roger aunque no pudieron asistir físicamente ahí estuvieron con nosotros).

Tratando de ser muy objetivos, solo puedo describir este suceso como algo mágico, salido de un cuento «Chino», pues nos recibieron en la puerta con muestras de cariño inesperadas, con bailes típicos, con una escolta militar, con practicantes de artes marciales, con una alfombra roja inmensa que llevaba de la puerta de la escuela hasta la escultura de Confucio, lugar en donde antes estuviera la fuente y logotipo del centro HuaXia. Toda esta ceremonia llena de alegría estaba envuelta por una hermosa canción en la que se escuchaba frecuentemente la palabra HuaXia.

Nos recibieron la presidenta de la escuela y la directora regional de educación , así como el vicepresidente, el doctor de la escuela, todo el plantel docente y muchísimos alumnos.

Una vez que estrechamos las manos con los anfitriones nos llevaron directamente a ofrecer los respetos necesarios de acuerdo al protocolo frente a la escultura del gran filosofo chino, Confucio.

La escuela Shi Min Zu School ocupa hoy en día y desde hace casi 20 años las instalaciones de lo que fuera el Centro HuaXia de ZhìNéng QìGōng fundado por el Dr. Pang Ming. La escuela Shi Min Zu es una institución privada en la que se cultiva una educación clásica basada en las enseñanzas de Confucio, del Taoísmo y del Budismo, promoviendo la formación integral de jóvenes (hombres y mujeres de 11 a 18 años, es decir de nivel secundaria y preparatoria) con un perfil humanista, basado en los distintos artes tradicionales chinos como la caligrafía, la pintura, la danza, la música, la oratoria, el TaiJi, y también un nivel intenso de trabajo, orden y disciplina de tipo militares. En verdad una muestra muy interesante de una visión profunda de la formación de jóvenes preparados para hacerse responsables de sí mismos, de sus familias, de sus comunidades, de su país y del mundo entero para promover los valores de la hermandad, la amistad, la paz, la armonía, la belleza, la salud y la sabiduría.

Después de presentar los respetos a Confucio de manera tradicional y tomarnos una foto conmemorativa ahí nos llevaron a almorzar en el comedor en donde el Maestro Pang comía frecuentemente con los profesores del Centro y en donde celebraban el año Chino cuando habían pocas personas durante el invierno. En ese comedor, se filmaron varios de los videos del Maestro Pang explicando por primera vez algunos de los métodos. También se utilizaba como salón de clases para grupos más grandes y dado que está en la parte posterior al auditorio principal y queda justo en frente de la casa donde vivía el Maestro Pang era por donde él entraba para dar las clases del programa de dos años, a través de una puerta que hoy en día esta cerrada.

Los alimentos fueron deliciosos, vegetarianos, sencillos pero muy nutritivos. La Maestra Helen nos contó ahí con mucha emoción que en esas mismas bancas comió muchas veces junto al Maestro Pang y los profesores del Centro. En todo momento se veía en los ojos de Helen un brillo de alegría inmensa, de lagrimas contenidas por la emoción de volver a ese lugar en donde sucedió la magia hace ya casi 30 años.

Después de comer nos llevaron al auditorio frente al campo deportivo, todo el tiempo escoltados de manera individual, pues cada uno de nosotros tenia alguien que lo guiaba y que intentaba hacer platica, porque no todos hablan inglés, pero tanto ellos como nosotros nos esforzábamos por entendernos. Llegamos al auditorio y afuera habían estudiantes y militares haciendo reverencias a cada uno de los que entraban al salón, tanto a profesores como visitantes. Dentro del auditorio, los alumnos y profesores de pie nos dieron la bienvenida y nos llevaron a nuestros asientos, cada asiento tenia nuestro nombre. La Maestra Helen junto a la presidenta y gran jefa de la escuela y a mi me toco junto al vicepresidente, en verdad no podíamos creer la formalidad de todo el evento, pero en cuanto comenzó la exposición entendimos un poco más y es que China es el país de las ceremonias.

La presentación comenzó con un video muy bien producido en el que se mostraron escenas de su vida diaria como estudiantes de la escuela, con actividades tipo militar, practicas de TaiJi, caligrafía, pintura, música y en general una vida de trabajo, disciplina y auto cultivación. En todas las imágenes se aprecia algo muy característico de los chinos que es la pasión y dramatismo con la que hacen las cosas, desde como posan en las fotos, hasta como hablan y se mueven, todo tiene la intención adecuada, no solo hablan con palabras, saben decir cosas muy profundas con todo su cuerpo y sus gestos, seguro muchas cosas que nos son imperceptibles.

Después del video tres jóvenes de no mas de 18 años, vestidos muy elegantemente, una mujer y dos hombres, dirigieron todo el evento como profesionales, hablando con gran énfasis y tonos de voz que se apreciaban muy pulidos, con discursos preparados que leían hermosamente y uno de ellos traducia al inglés. Uno a uno fueron presentando los actos, iniciando con el himno nacional de La República Popular de China interpretada por todos los asistentes en el auditorio con tanta pasión y alegría que de solo recordarlo se enchina la piel, después la bienvenida por parte de la presidenta de la escuela, después un bailable, una sesión de música, caligrafía y pintura en vivo, presentaciones impresionantes de Tai Ji, , hubo una presentación muy impresionante de medicina tradicional china, cuatro profesores todos vestidos en negro declamaron unos poemas acerca de su gran amor a China, después la danza de los mil brazos y un discurso final por parte de los presentadores. Finalmente invitaron a la Maestra Helen a dar unas palabras y nuestra querida maestra hablo bellamente sobre lo especial que era ese lugar para todos nosotros, en especial para ella y que ver a todos esos jóvenes talentosos y llenos de pureza y amor al trabajo y la alta moral le llenaba el corazón de alegría y esperanza. Después nos dio la palabra a varios de los compañeros mexicanos y argentinos, Rodolfo, Natalia, Julieta, Silvia, Alfonso, Javier y yo, quienes conmovidos por tan grande muestra de amor, entrega, evidentemente un trabajo intenso que se mostraba en sus movimientos, en su condición y sobre todo el sentido de comunidad, humildad y un enorme respeto, de este respeto que nos habla el maestro Pang Ming, más que un espectáculo de las artes chinas, fue toda una clase de lo que corre por las venas de la historia de china y como hermosamente dijo Javier, lo que vimos ahí en esos jóvenes no es el futuro de China es el presente hermoso y brillante. Ver todo esto hermoso que se cultiva en lo que fue la casa del ZhìNéng QìGōng nos dio una sensación y la seguridad de que el Gran Campo sigue cultivando ahí, de otra forma, pero es evidente que todo lo cultivado por mas de una década en ese lugar por el Maestro Pang y por millones de personas sigue ahí expresando hermosos frutos en todos estos jóvenes.

 Como muestra de agradecimiento, todo el grupo pasamos al frente y cantamos Cielito Lindo con gran pasión y la verdad nos salió muy bien, pues ya la habíamos practicado bastante en la Muralla China cuando nos toco hacer una fila de 3 horas para abordar el camión y en los parques y por todos lados, este nuestro grupo ha sido un grupo de amigos, de personas sensibles, llenas de vida, alegría y pasión y ahí se los transmitimos con todo nuestro cariño a nuestros nuevos amigos chinos, quienes se pusieron muy contentos y aplaudieron muy emocionados. Salimos del salón y afuera lo que vimos fue impresionante, más de 500 estudiantes y profesores practicando Taiji, todos juntos como uno solo. Ver esa imagen inmediatamente nos llevó a sentir el Gran Campo de ZhìNéng QìGōng que ahí se vivió por años, en ese mismo suelo, el Qi podía sentirse al caminar, al respirar, al mirar y al sonreír.

Después nos llevaron a recorrer los dormitorios y Helen encontró su habitación, estas habitaciones sencillas que aparecen en los videos, muy simples pero ordenadas y limpias. Después fuimos a la parte más esperada de la visita, la casa del Maestro Pang Ming.

Atravesamos una puerta circular a un costado del comedor de profesores y ahí arriba rematando unas escaleras de piedra, sigue desde hace mil años lo que fuera un templo y después hogar del Maestro Pang por más de 10 años, con su puerta roja enmarcada en piedra y con una caligrafía  que dice un poema sobre el verde de los árboles y el reflejo claro sobre las aguas cristalinas. Ahora cerrada esa puerta, no pudimos ingresar a la casa, solo atisbar por la cerradura y sobre las bardas, pero desde afuera se ve un lugar muy especial, sencillo, pero enclavado en la montaña, como un lugar en el que el tiempo dejó de avanzar, donde no existe el tiempo. Ahí trabajó arduamente el Maestro Pang para escribir, practicar, diseñar, construir y compartir un trabajo que ha transformado nuestras vidas y las de millones de personas en todo el mundo.

Por supuesto que nos tomamos una foto de grupo en las escalinatas y la maestra Helen solo podía sonreír y tanto parecía venir a su mente, tanto vivido ahí que me imagino no es fácil volver y al mismo tiempo como ella lo ha comentado nos da nuevas fuerzas para volver a lograrlo y construir sobre las bases firmes que ha edificado Pang Ming. Los cimientos ya han sido puestos y son muy firmes.

Después pasamos al gran comedor donde se dio todo el entrenamiento de dos años y en donde se grabaron muchas de las conferencias y clases del Maestro Pang Ming. Estar ahí, fue hermoso y ver ese escenario en donde se sentaba Pang Ming a sonreír y a enseñar fue una oportunidad para conectar con toda esa buena información.

Finalmente fuimos al salón de juntas en donde nos dieron las últimas palabras de amistad y en donde se estrecharon las manos y dieron innumerables abrazos sinceros y donde una relación con los nuevos guardianes de ese lugar ha quedado establecida. Nos regalaron a cada uno hermosas caligrafías hechas por los alumnos y nosotros les dimos algunos obsequios de México y también les ofrecimos nuestra incondicional amistad.

Nos tomamos un té y muchas fotos con todos y con el corazón lleno de paz, de alegría y como habiendo vivido un cuento de hadas, nos subimos al camión y dejamos una parte de nuestro corazón en ese lugar tan especial. Las montañas de roca que rodean el Centro HuaXia brillaron unos momentos más y en cuento dimos la vuelta en el camino de tierra que lleva a Qin Huan Dao, llegó la noche y apareció la luna llena.

Brevemente visitamos lo que fue el Centro de Recuperación no. 2 que está en la ciudad de Bei Dahe a 40 minutos de ahí, nos recibió un alumno del maestro que enseña ahí otro tipo de QìGōng y que edita una revista de QiGong en China. Nos llevo a la plaza entre pinos en donde se practicó ZhìNéng QìGōng por años, nos mostró el edificio de investigación de QiGong y vimos el edificio en donde se recibían a los extranjeros para aprender ZhìNéng y en donde se hospedaba el Maestro Pang cuando estaba ahí.

Viajamos de regreso a Beijing acompañados de una hermosa luna, cerca se podía sentir el mar pero ya no lo pudimos ver. Llegamos al hotel a las 2 a.m. con una gran sonrisa y con información que seguirá expresándose por muchos muchos años. Gracias a la vida por esta experiencia y espero que estas líneas los haga sentir parte de ella, pues todo el tiempo estuvieron ahí, en este Gran Campo de ZhìNéng QìGōng.

Hun Yuán Lìng Tōng

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