Cultivar la vida

1.31.2017 | Rocío Martínez Díaz (QiO)

 Curso de Xing Shen Zhuang

12-15 de Enero 2017

Cada persona comprende la densidad de la experiencia de modo único: después de conocer el primer nivel de aprendizaje de ZhìNéng QìGōng cada practicante va tejiendo una historia verdaderamente singular; depende de la enseñanza y su contexto, de la experiencia de vida, de la necesidad de salud médica y emocional, de la comprensión y de la entrega, depende de esto y de más factores que cada practicante decida interesarse por conocer el segundo método. Creo que la autoevaluación es el regulador necesario para la curiosidad que puede generar más experiencias…

El grupo en el que participé para conocer Xing Shen Zhuang, en el curso impartido por Abraham Vega instructor de Vida ZhìNéng QìGōng, tiene estas características: la curiosa heterogeneidad de cualquier grupo de practicantes, las edades, procedencias, profesiones e intereses son diversos, pero algo sí nos vincula: un cariño y respeto hermoso hacia esta forma de vida que ya nos ha ido acompañando y formando durante años. Indira, Rodrigo, Lupita, Natalia, Sofía, Patricia, María Eugenia, Rodolfo, Eliud, Guillermo, Mariana, Elisa, Adolfo, Fernando, Isela, Mariana y yo nos dispusimos a ser guiados durante cuatro días por Abraham en el asombro que este segundo método genera.

No es objetivo de esta crónica recorrer los contenidos del curso porque sólo viviéndolo se comprenden los diez bloques y sus complementos indispensables que estudiamos, sino dejar una memoria de los asuntos que considero más fundamentales de la experiencia.

Primeramente me asombra cómo es que aún con algunos años de práctica es muy difícil que nos atrevamos a nombrar qué es el Qi. Dudamos cuando Abraham nos pregunta, porque aunque lo hemos sentido, lo buscamos y vertemos en nosotros cotidianamente, cierto es que hay en la práctica un respeto que no puede ser menor, es como si recitar las definiciones conocidas de memoria no fuera suficiente. Por eso estos cursos son indispensables: el instructor ha vivido el proceso de nombrar, se ha concentrado en ello y desde esa experiencia es bueno que cada uno de nosotros repase qué comprende, de qué nos hemos realmente apropiado. Así que la enseñanza inicia con un buen repaso que incluye los movimientos del Qi, la función de los Dian Tian y el reconocimiento de más puntos de acupuntura y de los órganos centrales del cuerpo.

El Yi Yuan Tì es un concepto que integra todos los aspectos a desarrollar en la experiencia humana; cuando Abraham nos lleva hacia él desde el concepto del Hun Yuan Zhì, creo que como practicantes podemos empezar a sentir el proceso del Qi primigenio hasta las formas y aspectos que ha tomado hoy día -de los que somos capaces de percibir y de los que sólo reconocemos sutilmente-. En ese sentido, al tan siquiera reconocer que existe el término DAO y todo lo que éste significa, el término “respeto” cobra otra dimensión. Respeto por el proceso de cada individuo, de cada característica de una época histórica y sus dificultades, respeto por el grupo que practica y por el instructor que guía, respeto por los problemas y los logros en todas sus proporciones: respeto a la vida y cada minúscula característica de ella porque todo en la vida es un camino al DAO, ese logro del ser por el que estamos trabajando y que rebasa en mucho el término de ‘salud’ o de ‘enfermedad’, es más luz y perfección de la que nos podemos imaginar.

Xing Shen Zhuang es el método que trabaja para unificar la mente y el cuerpo. Cuando uno va comprendiendo cada una de sus partes, el cómo su diseño está finamente equilibrado y cómo es que nos exige como practicantes una completa concentración, a mí me hizo sentir más plenamente la sensatez de ZhuChang Fa, su valor y poder: cuando uno organiza su cuerpo de Qi y logra conciliar el adentro con el afuera como una ‘simple’ manifestación sin fronteras del Qi, en diversas formas de vibración, de organización, entonces se mueven parámetros que nos rigen comúnmente (por ejemplo el que en el individualismo más exasperante el ‘yo’ parezca ser más importante que el ‘nosotros’). El cuerpo y la mente se unifican porque entre ellos el vínculo es poderoso, porque uno sin el otro no serían expresión de lo humano y para que trascendamos las limitantes humanas (la edad, la salud, el conocimiento…) hay que conciliarlos. Eso fui comprendiendo, esa lógica es la que está en el esfuerzo de realizar cada una de las diez partes porque en realidad la unificación cuerpo/mente parece posible.

Algo quisiera desde mi formación, desde mi curiosidad: la historia, la mítica de la grulla, del dragón, de la serpiente, animales a los cuales emula el método tantas veces. Si es que somos humanos, éste método recuerda que podemos aprender mucho de las otras formas de vida que hay. Sin embargo en el curso no se nos nutre la imaginación, como en ningún momento lo hace el ZhìNéng QìGōng. No somos un dragón, ni una serpiente, pero podemos sentir esa otra fuerza que seguramente está en nosotros pues ellos también están hechos de Qi. Hay una emoción distinta al hacer estas posturas, estos movimientos, muy distinta al esfuerzo en Peng Qi Guan Ding Fa, no es mejor ni más grande, es singular.

El curso que impartió Abraham es muy exigente, yo sentí que todos nos fuimos abriendo de poco en poco. Durante el primer descanso todavía nos acercamos lentamente, con las voces altas, con la pose de quienes no sabemos qué tanto vamos a confiarle a los otros el corazón, pero fueron pasando los almuerzos, las comidas, las preguntas, las pláticas y para cuando llegamos al último descanso en el área de comida ya fuimos un grupo que hablaba con otro tono de voz, de más confidencia, de vernos a los ojos y de saber un poco más, de confiar en la alegría y el esfuerzo mutuo.

No platiqué con todos, pero sé que a todos miré a los ojos y que nos miramos esforzándonos durante el aprendizaje. Sin comunidad el ZhìNéng QìGōng no se comprende, sin la intensa necesidad del otro, no como vacío -nunca- sino como el esfuerzo de sentir un mismo Campo, con quienes estamos aquí y con todos y cada uno de los practicantes y maestros que nos han conducido hasta aquí. En este sentido es una ciencia, una forma de vida hermosa.

Durante el tercero y cuarto día platicamos abiertamente en relación a algunos conflictos que hemos vivido en México y nos cuestionamos por qué esa información está en el Campo, informaciones de años, otras nuevas, recientes… y, cada uno con la singular información y experiencia que tenemos a cuestas, creo que todos nos dolemos de las rupturas, de los errores que se han cometido, sin embargo hay dos ideas que también comprendí en este curso: el ZhìNéng QìGōng es una experiencia para que el Qi humano trascienda, y como tal, es un proceso humano, con errores, defectos, impulsos y pericias humanas, por eso todo eso está en el campo, con la misma sutileza y relevancia que los logros, los retos superados y los buenos esfuerzos cotidianos en cada una de nuestras prácticas y pensamientos.

También comprendí que quien tiene un saber y lo tergiversa conscientemente o que no lo comparte con generosidad, sino con arrogancia, está cometiendo una insolencia. Creo que esto, de un modo o de otro, quedó en la mente del grupo. Hay tanto que aprender, que compartir, que respetar y que crecer.

En vinculación con esta frecuencia, Abraham nos enseñó Fa Qi, y enfatizó el hecho de que un practicante sin fuerza o suficiente práctica, no puede mandar Qi a otra persona. Es un esfuerzo fundamental no enfocarse en la enfermedad de con quien queremos trabajar su Qi, sino en crear la sensación (de salud / emocional) deseada como una realidad tangible. También es preciso decir que aunque Fa Qi es un esfuerzo que cada quien realiza de manera individual hacia otro individuo, quien lo recibe no debe de considerarse un ‘paciente’ y quien envía Qi no es alguien que ‘cura’: quien recibe debe trabajar por sí mismo, actuar con todo lo que tiene para mejorar. Fa Qi es un impulso muy potente para lograr el cambio que ya está en el Campo, no para crear una realidad que sólo una persona quiere lograr. De nuevo, es una expresión de una colectividad (formada desde dos hasta un número infinito, supongo) cada vez más consciente y con más trabajo para, en algún momento alcanzar el DAO.

Hicimos un ejercicio grupal en este sentido y puedo decir que al mirarnos de nuevo algo habíamos compartido, e insisto, siento que el respeto hacia el ZNQG aumenta en nuestro corazón, en el corazón de cada partícula de Qi que nos conforma.

Sin afán de abarcar todo lo que vivimos en estos días, ni teórica ni experimentalmente, anotaré algunos datos curiosos: el inicio del curso coincidió con una bella práctica de luna llena; Abraham nos compartió la ceremonia del té y pudimos sentirnos vinculados por ella; después de la práctica más intensa dormimos media hora… yo creí que apenas habían pasado cinco minutos, pero efectivamente nos dormimos juntos, todos. Algo hermoso pasa en un grupo de práctica intensa, de práctica a la distancia o en un grupo de estudio y lo pude experimentar en estos días. Es una responsabilidad y un abrazo lo que recibí: más práctica y más influencia en mi Qi, más unificación. Efectivamente el segundo método ayuda a cultivar la vida, y debe ser paralelo al primer método: cada experiencia de cada practicante es individual, como su voz y sus propósitos, como su cuerpo, pero también lo que cada uno de nosotros haga alimenta el Campo y somos un Campo en proceso, en estudio de lo humano, de la potencia y de la belleza del Qi.

Gracias

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